Picada, diario, vino tinto al sol mientras marcha el asado. El Paraíso no debe ser muy diferente...
La rambla de Villa Gesell. Habíamos ido a dar la vuelta al perro, a comprar alguna artesanía, pero no encontramos a nadie.
Una tradición ancestral, un lujo no prohibitivo: el desayuno en la cama.
1 comentario:
cómo si sos creyente de que existe un paraíso, no sos creyente de quien lo creó?....pamparámparám....pám!!!
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